Fotografía de
Scott D. Ling |
Una de las mayores amenazas que soportan los océanos es precisamente una de sus más grandes bellezas. El azul brillante, intenso, que caracteriza la superficie del mar actúa, para muchos, como una impenetrable capa que aísla, del mundo terrestre, una inmensidad desconocida. Hace relativamente poco tiempo que exploradores e investigadores marinos rompieron esta barrera, descubriendo un mundo apasionante, completamente nuevo y vital para el hombre.
Los arrecifes de coral, son una de las joyas naturales que esconden los océanos del planeta. De ellos, y de la gran biodiversidad de peces e invertebrados que hospedan, ha dependido la subsistencia de los hombres en las zonas tropicales. El cambio global y en especial el calentamiento de las aguas es la principal amenaza de los arrecifes de coral, aunque no la única. La estrella de mar, conocida popularmente con el acrónimo COTS, de su nombre anglosajón ‘Crown-of-Thorns’ (corona de espinas), puede tener gran impacto sobre los arrecifes de coral. Este voraz equinodermo se alimenta de corales duros (formadores de arrecifes), siendo así su principal depredador. Puntualmente, las poblaciones de COTS experimentan una explosión en el número de individuos, amenazando la sostenibilidad de los arrecifes de coral que habitan. Existen 4 especies distintas de COTS, todas ellas distribuidas a lo largo del Indo-Pacífico (incluyendo el Mar Rojo). Pueden llegar a tener hasta 21 brazos y crecer a una velocidad de hasta 2 centímetros al mes, en sus etapas de desarrollo más rápido, hasta medir alrededor de 75 cm de diámetro en algunos casos. Durante los eventos de explosión de COTS, se pueden llegar a encontrar hasta más de 1 individuo cada 10 metros cuadrados; densidades muy elevadas considerando su tamaño y velocidad de movimiento (hasta medio metro por minuto). Se desconoce aún la causa de las sobrepoblaciones de este consumidor de corales, aunque una de las principales hipótesis es la falta de sus propios depredadores. El cuerpo, de aspecto agresivo, de estas estrellas de mar contiene gran cantidad de toxinas que las excluyen como presa de los depredadores más habituales. Su principal depredador es el caracol gigante, Charionia tritonis, parece implacable al efecto tóxico de COTS, aunque a día de hoy ya no es muy abundante después de que en la década de los 50 fuesen capturados en gran número para el comercio de sus espectaculares conchas. En las últimas décadas, la Gran Barrera de Coral de Australia, el arrecife de coral más emblemático de todo el planeta, ha sufrido al menos en 4 ocasiones el efecto de COTS. Fue en 1962 cuando se registró por primera vez un aumento incontrolado de las poblaciones de esta especie, fenómeno que se repitió en 1979, 1993 y en 2009. Aunque es conocido que los eventos de sobrepoblación de COTS han tenido lugar recurrentemente durante los últimos 7000 años, se cree que sus efectos sobre los corales son mayores en la actualidad. Del mismo modo que ocurre tras fuertes eventos de blanqueamiento del coral, cuando el coral desaparece, se favorece la llegada de algas y otras especies de crecimiento rápido que dificultan la recuperación, lo que puede conllevar decenas de años dependiendo del impacto y el tipo de corales afectados. La pérdida de los corales no es trivial, sino que afecta al ecosistema entero. En Japón, se llegó a registrar una disminución en el 65% de la abundancia de peces de arrecife debido al efecto de COTS. Es intrigante con qué facilidad olvidamos los efectos de las cascadas tróficas que aprendimos en el colegio. Aunque pensándolo bien, es razonable que así sea, puesto que éstos, no acostumbran a ser evidentes para gran parte de la sociedad y menos los que refieren al mundo submarino. Para combatir la amenaza de las explosiones de COTS, se han eliminado alrededor de 17 millones de individuos en programas apoyados por distintas organizaciones publicas y privadas en todo el Indo-Pacífico. Para ello, buceadores localizan los individuos de COTS y les inyectan una solución de vinagre en la base de uno de los brazos. Aunque los programas de control de las explosiones de COTS han sido y siguen siendo muy populares, para una correcta gestión, es crítico desentrañar la causa principal, especialmente conociendo la inminente amenaza que el calentamiento global significa para la conservación de los arrecifes de coral. |
Jordi Boada
Investigador Postdoctoral en la Universidad de Barcelona Su investigación tiene como objetivo comprender las transiciones del cambio de estado en los sistemas marinos bentónicos. Actualmente está implicado en el proyecto Hidden Deserts, en el que estudian el colapso de los bosques de macro algas. |