Fotografía de
Lluis Guixeras |
A medio camino entre Australia y Sud América se encuentran un grupo de islas paradisíacas conocidas como Polinesia Francesa. En uno de sus archipiélagos (el de la Sociedad) encontramos la isla de Mo’orea, a tan solo 17km al norte de Tahití. Una isla en forma de W rodeada de un fantástico arrecife coralino.
El proyecto que nos llevó al paraíso es BIOGAPS (GASES TRAZA BIOGÉNICOS Y SUS PROCESOS EN EL MAR SUPERFICIAL), dirigido por el Dr. Rafel Simó, del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC); cuyo objetivo es conocer los mecanismos y procesos que contribuyen en la liberación de gases volátiles desde el océano a la atmósfera. El grupo de investigación estaba formado por científicos de diferentes centros pese que el peso de la investigación caía sobre el grupo español (Dr. Rafel Simó, Dra. Celia Marrassé, Dra. Stephanie G. Gardner, Pablo Rodriguez-Ros, Miguel Cabrera y Marta Masdeu) del Instituto de Ciencias del Mar, también había representantes de Australia (Dr. Jean-Baptiste Rayna, Dr. Justin Seymour ), de viena (Zihao Zhano, Dra. Kristin Bergauer) y de EEUU (Dr. David Kieber). ¿Por que Mo’orea? El grupo había investigado siempre en océanos polares y le faltaban datos del océano tropical. Es muy difícil mover un buque español hasta latitudes tropicales así que vimos una oportunidad en el hecho de que en Mo’orea hubiese centros de investigación. Para investigar en el CRIOBE es necesario tener un partner francés, mientras que a la Berkeley Gump Station se le presenta un proyecto y si lo aceptan accedes a sus instalaciones. De modo que así lo hicimos, Rafel preparó el proyecto y fue aprobado. El pasado mes de abril, nos desplazamos todos hasta Mo’orea y tuvimos la suerte de poder trabajar durante un mes en la Berkeley Gump Station. Situada en la bahía de Cook. Su posición privilegiada nos permitió muestrear tanto el lagoon como el océano abierto con un corto trayecto en barco. La vida en una campaña oceanográfica consiste en trabajar todo el día. Habíamos diseñado la campaña de modo que en días alternados muestreábamos dentro del lagoon y en océano abierto. Se hacían 3 estaciones diarias (a excepción de días especiales en que podía variar), en las que cogíamos muestras para analizar materia orgánica, clorofila, ADN-ARN, volátiles,... entre otras. Nuestro día a día era un poco caótico, pero valió la pena. Todo empezaba alrededor de las 5:30 de la mañana con el canto de los gallos que habitan salvajemente los bosques de la isla. Lo primero que hacíamos era preparar el barco, los instrumentos y limpiar todo el material para salir a muestrear a las 7 de la mañana. Sobre las 9-10 llegaban las muestras al laboratorio y empezaban 10 horas de duro trabajo para filtrar, fijar, analizar y conservar. Había parámetros que obteníamos resultados al momento (p.ej los volátiles) mientras que otros simplemente conservábamos la muestra para analizarla posteriormente en los laboratorios (ya sea en Barcelona, Viena o Australia, en función del grupo). Una vez terminado el trabajo de ese día, cenábamos e íbamos a dormir, para recargar fuerzas para el día siguiente. Aunque no todos los días eran así. Inicialmente teníamos planeado muestrear todos los días de la semana, pero al llegar a la Gump Station, nos dijeron que los fines de semana los capitanes del barco no trabajaban. Así que tuvimos que buscar muestreos alternativos, como por ejemplo muestrear la zona de manglares de la isla; o analizar muestras que se nos habían quedado atrasadas, y en ocasiones esporádicas descansábamos Todo parece muy tranquilo y agradable verdad? No siempre fue tan bonito. A los 5 días de empezar el trabajo de campo decidimos hacer un primer ciclo día/noche en el interior del lagoon. Lo que significa que durante 36 horas salíamos a muestrear cada 6 horas, con el objetivo de poder ver como varían los parámetros en función de la hora del día, es decir, ver si el ciclo de luz afecta a nuestras variables. Las horas de muestreo fueron 4am, 10am, 4pm, 10 pm, 4 am, 10 am, 1 pm. Lo que significa que durante dos noches dormimos muy poco. Y ésto lo repetimos dos veces más, una en el open ocean y otra en los parche de Acropora. Aunque no todo fue trabajo, algunos días nos escapábamos a hacer snorkel a las fantásticas playas que teníamos alrededor. Lo que nos permitió descubrir una zona increible, la playa de Tema’e. Se trata de una zona protegida en la que los corales i la vida son alucinantes. En ella encontramos unos mpresionantes áreas de 10-15 m2 de Acropora pulchra. Fue ver-la y pensar: ¿Cómo serán los parámetros, que estamos estudiando, en su interior? Así que dicho y hecho. Cogimos una primera muestra para ver si podía ser interesante, y efectivamente lo era. Así que la Dra. Stephanie G. Gardner y yo (Marta Masdeu) nos embarcamos en otro ciclo diario, el ciclo de la Acropora. Cada 5 horas cogíamos el coche, conducíamos los 20 minutos que nos separaba de la playa y nos metíamos al agua, nadábamos unos 600 metros hasta llegar a nuestra Acropora (habíamos seleccionado un parche para muestrear siempre el mismo punto); cogíamos agua de la zona inferior de las ramas de Acropora (colonizada por algas), del agua intersticial de las ramas sanas y del agua circundante (a 1 metro del parche de Acropora), para finalmente volver al laboratorio, donde el resto del grupo nos esperaba para analizar las muestras. Fue una experiencia inolvidable, ya que en estos muestreos compartíamos momentos con rayas, tiburones de arrecife punta negra, peces cirujano, peces trompeta, y una infinidad más de especies! Una auténtica experiencia de campo. Digamos que la campaña no podía ser mejor para amantes del mar como nosotros. Hasta ahora os he explicado como se desarrollo la campaña pero me he olvidado de explicar como empezó. Digamos que tuvimos un inicio de película, nunca mejor dicho. Durante nuestro primer día en la Gump Station, mientras montábamos todo el material y preparábamos los laboratorios , vino a vernos Hinano Murphy, nos explicó como funcionaba todo en la estación y nos invitó a una cena típica que organizaban y preparaban ellos aquella misma noche. Hinano es una mujer maravillosa, de éstas que admiras desde el minuto cero. Para que os hagáis una idea, ella fue quien explicó a Disney todo lo que necesitaban saber sobre la cultura polinesia para hacer la película Moana y a cambio solo pidió que la película fuese traducido a tahitiano para que la gente de las islas la pudiera ver en su propia lengua (ya que se está perdiendo debido a la influencia del francés). Volviendo a la cena, ... en ella conocimos a Frank Murphy, marido de Hinano y director ejecutivo de la Tetiaroa Society; una organización sin ánimo de lucro que pretende conservar las comunidades costeras de la isla (Tetiaroa) y asegurarles un futuro tan rico como su pasado. Al final de la noche Frank nos invitó a ir un fin de semana a Tetiaroa. ¿Por qué es tan especial ésta isla? Tetiaroa es el único atolón de las islas del viento, está formado por 13 islotes y tiene una superficie de 6 km2; y su laguna interior no tiene ningún paso navegable que la conecte con el océano. En 1965 la adquirió el actor Marlon Brando para 99 años, con la finalidad de conservarla tal y como era, actualmente es de su hijo Teihotu. En la isla solo hay un hotel (The Brando) y una estación de investigación hermana de la Berkeley Gump Station. ¿Qué íbamos a hacer en ésta isla? Fuimos a coger muestras y dar una conferencia a los huéspedes del The Brando, con la finalidad de concienciar de la importancia del océano para nuestro planeta. Fue una gran experiencia y una muy buena manera de empezar la campaña. Hay que tener en cuenta que no todas las campañas son como ésta. Para empezar, en la mayoría de ellas nos pasamos más de 20 días encerrados en un barco sin ver tierra. Así que el hecho de estar en tierra y encima en un lugar como es Mo’orea, facilitó mucho el trabajo y la convivencia. Fue todo un lujo conocer y convivir con la cultura Polinesia. También fue un placer compartir un mes con un grupo tan espectacular como el que tuvimos, gente dispuesta a trabajar muchísimo y siempre con la frase ¿te puedo ayudar? en la boca. Tenemos mucho que agradecer a toda la gente de la estación científica (Berkeley Gump Station) y a los demás grupos de investigación que había en ese momento compartiendo la estación, por hacer tan fácil la convivencia y ayudarnos tanto. |